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Mostrando las entradas de 2007

El día que la abuelita Juana se fue

No clareaba aún. Se recostó hacia un lado de la cama, convaleciente de sus varias dolencias. Se había quedado dormida muy tarde y así se quedó. En realidad la abuelita Juana, había empezado a irse mucho tiempo atrás, tratando con astucia de hacer que todo aquello material asociado a lo que había significado, vaya desapareciendo, con la intención de que los que la habíamos amado siempre, tengamos la menor oportunidad de nostalgias de ella. Su estrategia fue partir de a poquitos, para evitarnos el vértigo de su ausencia plena y repentina, utilizando a la vejez como la excusa perfecta. Primero habían sido su escopeta al hombro y sus plantas de café. Luego desaparecieron el ventilador para el arroz, el pilón y sus productivas chacras. Después fueron ignorados las plantas de coco, los árboles de Tutuma y sus pates derivados. A sus gallinas, patos y chanchos los fue diezmando de a poquitos, y -lo que parecía imposible- dejó en desuso su fogón y con éste, se extinguieron el café negro de a

Crónica de Viaje a Madre de Dios en 1997 (Sección III y final)

De Villa Assis hacia Brasileia existen una distancia aproximada de 105 kilómetros y el carro que nos llevará hacia allí es un ómnibus trajinado (“Acreana”). Fue con suerte que podemos abordar este bus ya que usualmente sale a las 6:00 am. Hoy tiene averiado uno de los ejes y por ello saldrá recién a las 8:00 am, una hora después de nuestra llegada a la plaza de Assis, lugar de salida de la “Acreana”. Río Branco es una ciudad cálida de cerca de 200 mil habitantes. “Shon” es la persona más especial que vive en el hogar que nos acogió. Sufre del Síndrome de Down y aparentemente no confía en nosotros. Dormimos en la sala sobre un colchón que nos han facilitado y Shon permanece impertérrito frente a un viejo televisor encendido. De rato en rato nos hecha una ojeada, finge leer una revista mientras el televisor permanece encendido. Aunque todos le han dicho que se vaya a dormir, él permanece en su posición, a la espera de no se qué. Estoy convencido de que es capaz de permanecer toda la noch

Crónica de viaje a Madre de Dios en 1997 (Sección III)

Esta es una crónica escrita en 1997, sobre un viaje que con dos amigos de Lima hicimos a Puerto Maldonado, Brasileia-Cobija y Rio Branco. Es un poco larga, asi que la colgaré en partes, semanalmente. Esta es la tercera sección. En algunos momentos se mencionan personas de la vida real, pero algunas circunstancias y hechos (los de tipo "históricos") que se señalan, no se ajustan, necesariamente, en 100% a la realidad. Al menos no podría probarlo. 30/08/97 El día 30 de agosto de 1997 zarpamos rumbo a Boca Inambari, territorio de los “cazadores solitarios”, los Amarakaeri. 70 años atrás mis abuelos hacían esta misma travesía con destino al Chaspa, una remota zona aurífera, ubicada casi en las nacientes de los ríos de la cuenca del Madre de Dios, donde el oro, a decir de la abuela Juana, que aún rememora esas jornadas, era recogido en charpas de los lechos de las quebradas. Nosotros partimos desde Laberinto, asentamiento intermedio, de fugaces buscadores de oro, ubicado a 50km. d

Crónica de viaje a Madre de Dios en 1997 (Sección II)

Me habían dicho que Puerto ya no es la ciudad de antes. Por una pista asfaltada nos dirigimos en un “motokar” hacia ella. La primera impresión, después de que el sopor nos ha tomado por asalto, es la de nostalgia. Las casitas desparramadas a lo largo de la pista, son las mismas y sólo ha cambiado las consignas y pintas que adornan sus fachadas. Aquí como en cualquier ciudad del Perú, las paredes de las casas son el mejor lugar para promocionar candidatos a cualquier cosa. Ya estamos entrando a la avenida Dos de Mayo, que nos guiará hasta la parte céntrica de esta pequeña pero inquieta ciudad. Según el último censo, Puerto Maldonado cuenta con 45 mil habitantes La avenida Dos de Mayo está llena de motos que van y vienen por sus dos carriles, la mayoría de los conductores llevan gorros por lo que deduzco son mototaxistas. Avanzamos algunas cuadras y caigo en la certidumbre de que las calles están llenas de ellos. Los veo por todos lados van y vienen por las arterias, troncos erguidos, ma

Crónica de Viaje a Madre de Dios en 1997 (Seccion I)

Esta es una crónica escrita en 1997, sobre un viaje que con dos amigos de Lima hicimos a Puerto Maldonado, Brasileia-Cobija y Rio Branco. Es un poco larga, asi que la colgaré en partes, semanalmente. En algunos momentos se mencionan personas de la vida real, pero algunas circunstancias y hechos (los de tipo "históricos") que se señalan, no se ajustan, necesariamente, en 100% a la realidad. Al menos no podría probarlo. 26/07/97: 5:30a.m. El vuelo hacia Puerto Maldonado hace escala en Cusco y sale repleto desde la ciudad de Lima. No existe mayor algarabía en los viajeros y más bien se percibe una tenue pasividad en los rostros colorados de los turistas extranjeros. Como es temporada de fiestas, la demanda de pasajes hacia la ciudad del Cusco es elevadísima, las agencias vendedoras de pasajes han elevado sus precios y un oscuro tráfico de cupos se impone en la venta de boletos con ese destino. Alertados por esto, acordamos aguardar desde muy temprano el chequeo de los boletos. S

En visita corta a Tokyo

Una noche en La Boom, la Discoteca de Marco “Muleta” La Boom es la discoteca que nuestro querido amigo Marco Del Aguila o “Muleta” para los que lo conocen de mucho atrás (al centro en la foto). Está ubicada en la zona de mayor actividad nocturna de Fussa y conjuntamente con el Bar “Hang Out” conforman las puntas de lanza de su arremetida empresarial. Llegado a esas tierras a principios de los 90s, casado casi recién bajado del a vión con Naoko, dulce y super amable japonesa, Marco tuvo un acelerado proceso de adaptación al ritmo de vida de este lejano país y al idioma. Pero, sobre todo, a las escasas, pero existentes, ventanas de oportunidad para escapar de una vida interminable de asalariado y jornalero y ponerse en el camino de pequeño capitalista. Fussa, es una pequeña ciudad al oeste del centro de Tokyo-Japón, con no más de 70 m il habitantes y una densidad poblacional entre las más altas de país (6 mil habitantes por Km2 ) alberga una importante comunidad de extranjeros, mayorment

Cincuenta Aniversario del Glorioso CNB de Puerto Maldonado

Mucho tiempo ha pasado desde el último año de Colegio. Mucho más ha pasado, sin embargo, desde que el mío fuera creado. Cincuenta años en realidad, el pasado 23 de abril. Hice la secundaria en el Colegio Nacional Guillermo Billinghurst (Puerto Maldonado-Madre de Dios), a mediados de los 80s. “El glorioso” era una institución respetable aún, y sus aulas, aunque, en su mayoría, ya desvencijadas por la falta de mantenimiento, nos acogían con calidez casi humana. Hacia principios de 1987 recién se había terminado de construir el pabellón cerca de una de las esquinas de la cancha de fútbol, frente al Hospital y las paredes del cerco de bloquetas a espaldas de los arcos aún tenían los agujeros, a manera de escalera, heredados para nuestras salidas a hurtadillas del colegio. Sí, por que más de una vez, sobre todo en quinto año, huimos por esos escalones para tomar unas cervezas en el pequeño bar del frente, regentado por unas señoritas guapas y muy amables y por cierto, reconocidas por e

De viaje a Vietnam

Recientemente tuve la ocasión de salir por primera vez fuera del continente americano. Fue un extenuante viaje al Asia. Específicamente a Hanoi, la capital de Vietnam, con tres escalas, dos de ellas en los Estados Unidos. Acumulé un total de 54 horas de vuelo, entre ida y venida. Es decir 2.25 días metido en aviones, a merced del viento y sólo aliviado por la placentera comida y atención de las aeromozas asiáticas, particularmente las coreanas: tan amables como hermosas. No obstante, ahora que lo pienso, tomando en cuenta las horas de espera en los aeropuertos, en realidad fueron 102 horas en total, es decir ¡¡4.25 días viajando!!. Mis amigos que viajan semanas por los ríos del Madre de Dios, pensarán que esto es insignificante. Quizás sí lo sea. Los aeropuertos, a decir verdad, son casi todos iguales en concepción (¡cómo podrían ser diferentes!) y en estructura, por lo que la única diferencia entre el de Lima y los demás es la dimensión. El nuestro es todavía uno de provincia en la es

Puerto Maldonado: los nuevos “sitios”

Hace un tiempo escribí esta crónica. Luego de repetir el circuito en enero de 2007, pienso que es válida a pesar de los años transcurridos. ¿Cuando empezó la colonización? No se. Lo único cierto es que están ya allí, en pequeñas casitas desparramadas a través de cuatro manzanas en una de las nuevas áreas urbanas de Puerto. Hace muchos años cuando la ciudad apenas llegaba hasta Santa Cruz (había viviendas dispersas, claro pero no eran parte de la unidad) ellas ofrecían sus caricias en tres barracas distintas, ocultas por la maleza en el camino a la Joya colindantes con la Av. Madre de Dios. En esos tiempos había una mujer legendaria cuyo nombre nunca supe pero que nuestro pueblo conocía como la Tía Mocha. Decir su sobrenombre era como invocar al diablo, y lo decíamos, culposa y silenciosamente muy lejos de los oídos adultos. Ella era quien organizaba y dirigía, (en nuestro imaginario por que, en lo que a mi respecta, no había certeza de ello) todo el comercio de las chicas de la “vida a

Lo que Lima es

Luego de muchos años en esta ciudad me he terminado de convencer que Lima es la más patética de las ciudades que he conocido. Pero no por el clima depresivo de invierno que te priva del solo e invade de niebla y llovizna mediocre, todo ello capaz de volver suicida al más entusiasta. No. Por lo contradictorio de su dinámica. Por la forzosa relación de amor y odio que suscita entre sus habitantes. Es así por lo estresante de las calles, la hostilidad del peatón y del conductor de combi, camión, ómnibus o automóvil particular. Por la ausencia de respeto del derecho en las aceras, por la inseguridad de sus calles, por que difícilmente se puede encontrar un lugar en la ciudad donde uno pueda sentarse o caminar a disfrutar el paisaje (el desierto también puede tener sus encantos) sin el temor y la paranoia de que el individuo que te mira de soslayo te va a asaltar. Lima no es una ciudad, es una prisión sin ley y sus vecinos los internos, atrapados por una rutina sin final. Con lo adaptable q